viernes, 31 de octubre de 2014

Tu Otra Identidad - Identidad 2.0

Afirmar que las redes sociales hayan llegado para quedarse es hoy en día indiscutible. Las propias cifras lo demuestran claramente: 700 millones de usuarios en Facebook, 200 millones en Twitter y más de 7 millones para la española Tuenti hacen que el no estar en una red social sea cada vez más la excepción a la regla. Esta irrupción de las redes sociales en nuestras vidas presenta nuevos e importantes retos desde el punto de vista de la privacidad o la protección de datos y la seguridad en general.

La Identidad 2.0 o también conocida como identidad digital, es el nuevo concepto de identidad. Por definición es el rastro que cada usuario de internet deja en la red como resultado de su interrelación con otros usuarios o con la generación de contenidos en portales web y redes sociales. Es decir, estamos hablando de una consecuencia directa de la evolución tecnológica y de comunicación, concretamente del término bautizado como comunicación 2.0.


Los elementos que integran la identidad digital, y que por tanto permiten a las personas diferenciarse frente a otras en ámbitos concretos, son los rasgos de identidad o atributos informativos. Forman parte de estos datos tu nombre y apellidos, la dirección de correo electrónico, los datos de contacto, las fotografías o vídeos, tu información laboral, aficiones o incluso preferencias políticas, religiosas o sexuales. En definitiva, es un rasgo de identidad cualquier pieza de información personal que forme  parte del puzle de la identidad online.  

En general, hay dos categorías principales que componen tu identidad digital:
  • Categoría Profesional – es tu huella profesional  y es fácil de entender, se refiere a tu trabajo, tu profesión, tu puesto, y es información que compartes en lugares como LinkedIn, tu blog o el sitio web de tu empresa. 
  • Categoría Personal – en este caso es un poco más complicado de identificar, cuando pensamos ‘personal’ lo relacionamos tal vez con privado,. Sin embargo redes sociales como Facebook y Google+, hacen que el concepto de   vida privada lo sea un poco menos, aun sin ser conscientes de los riesgos que esto conlleva desde el punto de vista de la seguridad y el tratamiento de nuestros datos.
Por tanto es muy importante  tener en cuenta que tu identidad digital la vas definiendo tú mismo con lo que compartes, tu presencia e interacción en las diferentes redes sociales, blogs, foros, sitios web, etc. El quién eres, es una pregunta que vas contestando incluso en ocasiones sin darte cuenta, realmente al final del camino somos nosotros como usuarios quien determinamos a través de la información que publicamos que tanto de privacidad queremos tener en la red.

Hoy en día ya es todo un habito “Googlear” el nombre de alguien para conocer quién es, por eso es importante cuidar tu identidad online.

Es de lógica entonces que nuestra identidad digital también conlleve una reputación digital, que nos va a ser difícil separar de nuestro yo. Los problemas se pueden agravar aún más por la propia persistencia de la información en Internet. Todo lo que se hace, bueno o malo, queda grabado casi para siempre. Y, asumiendo que Internet se extiende cada vez más a todos los ámbitos, sin duda este será otro de los aspectos que provoque que el “derecho al olvido” vaya a ser uno de los caballos de batalla de la privacidad en Internet durante la próxima década.

Gestionar este término conocido también como Reputación 2.0 para una persona física ya se ha visto que puede ser complicado, pero si hablamos de una entidad u organización empresarial el tema se complica en exceso.

Una entidad jurídica tiene, por descontado, su propia identidad en la red y con ello su consecuente reputación, pero ¿hasta qué punto está reputación se puede ver afectada por la reputación de un usuario que en su categoría profesional tenga indicaciones de la entidad para la que trabaja?

Es algo difícil de evaluar y actualmente también prácticamente imposible de gestionar sin un adecuado marco de gobierno. Todo lo expuesto invita a reflexionar en la inminente necesidad de crear procedimientos para gestión de la identidad digital en el ámbito corporativo con a finalidad de garantizar la protección de la imagen o reputación. 

La solución pasa por controlar mediante la aplicación de políticas corporativas el uso que los empleados puedan hacer de su identidad en el ámbito laboral dentro de las redes sociales, para evitar con ello problemas de imagen sobre la empresa para la cual una persona física presta sus servicios.

Por eso se debe tener en mente que lo que se comparta online y firmes con tu persona, tarde o temprano puede ser visto por cualquiera. Así hay que procurar no compartir nada que realmente no se quiera compartir con TODO el mundo y que por tanto desde ese momento  sea de dominio público.


Se puede afirmar que aprender a interactuar con terceros y manejar aspectos básicos de personal  o construcción de una marca personal puede convertirse en algo esencial para el desarrollo de la personalidad y el futuro social y profesional.

Sin duda la conclusión que mejor se adapta al mensaje que se quiere transmitir es una frase de Julio Alonso, fundador y Director General de Weblogs SL, una de las principales empresas españolas de contenidos especializados en Internet donde dice: “Dedicar esfuerzo a construir tu propia identidad digital ya no es opcional. Es un acto de pura responsabilidad”.


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