No es objeto de esta entrada discutir sobre lo que estas palabras
significan y su interpretación en diferentes ámbitos. Partiré, de cara a la
posterior “discusión” de la siguiente definición:
“La eficiencia es hacer las cosas bien, la eficacia es hacer las cosas
correctas” – Peter Drucker considerado el padre del management como disciplina
y el mayor filósofo de la administración en el siglo XX (Wikipedia).
Aceptando esta definición, la primera conclusión a la que llegamos es
obvia: la eficacia precede a la eficiencia. No tiene sentido hacer las cosas
bien si lo que estamos haciendo no es lo correcto, es decir, no nos lleva a
nuestros objetivos. Podemos incluso decir que ser eficaz equivaldría a
responder al ¿Qué he de hacer? mientras que ser eficiente equivaldría a
responder al ¿Cómo he de hacerlo de manera que maximice el valor de lo que
hago, o lo que es lo mismo, obtenga el
máximo provecho con los mínimos recursos?
Simplificando, podríamos incluso llegar a decir, desde el punto de vista
del departamento de TI, que cumplir con los requerimientos del negocio nos
hace ser eficaces. Por otro lado, proporcionar al negocio nuevas formas de
trabajar o trabajar mejor en base al uso de nuevas tecnologías y sistemas de
información o en base al uso diferente de las ya existentes, les hace a ellos
(el negocio) ser más eficientes.
Si intentamos responder a la pregunta de la eficacia dentro del ámbito de
un departamento de TI (¿Qué hemos de hacer?), las respuestas podrían ser las
siguientes:
En el ámbito de la seguridad de la información, el qué, se obtiene de los riesgos
del negocio y de las obligaciones legales, regulatorias y contractuales a las
que éste debe hacer frente. Si las medidas técnicas, organizativas y procedimentales
que implementemos en nuestra organización no provienen de dar cumplimiento a
estos dos requerimientos, simplemente no seremos eficaces.
En el ámbito más general de los servicios de TI que dan soporte a los
procesos de negocio, el qué, se obtiene de la utilidad y garantía esperada por
el negocio y del equilibrio existente entre ambas. La utilidad viene de cumplir
con las necesidades específicas del negocio y la garantía de asegurar que dicho
servicio estará disponible cuando el negocio lo necesite. No conocer o
presuponer estas necesidades y niveles de servicio requeridos o presuponer cómo
darles cumplimiento, de nuevo, nos puede hacer ser ineficaces.
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